Básicamente, esa es mi triste historia cada vez que trato de hacer un molinete genérico. Los molinetes siempre han sido mi "coco". Desde que empezaba a aprender los molinetes en dos pies, hace ya varios años, hasta ahora que tengo una baja tasa de éxito en los molinetes sentados (sit spin). Y bueno, ni hablemos de los molinetes invertidos. Después de muchísimo trabajo, y muchas canas que seguramente le salieron a Elvira en su momento, y ahora a Paco, logré hacer el famoso camello, con una tasa de éxito bastante alta, y con una posición razonablemente aceptable... y un día, el camello decidió hacerme la vida de cuadritos. Después de tanto esperar la apertura de la nueva pista de hielo en el Centro Comercial Santa Fe, en la Ciudad de México, finalmente tuve la oportunidad de ir a disfrutar el hielo recién hecho. Por supuesto, para cuando llegué, una semana después de la apertura, los muchachos de hockey ya habían pasado por ahí y habían dejado sus irreparables zanjas repartidas por toda la superficie (en serio, fastidiar el hielo ¡¡no es señal de que sepan patinar!!). Pero bueno, el hielo estaba muy liso, seco, y de esas condiciones en las que pones tu toepick y sin mayor esfuerzo sales volando a grandes alturas (o por lo menos eso es lo que uno siente), y yo estaba muy emocionada de finalmente estar ahí, y cuando me emociono, empiezo a patinar con más energía, cosa que no necesariamente es buena. Primero me caí en una combinación de Flip-Loop, algo pasó cuando iba a hacer el loop (probablemente mis hombros/brazos perdieron la postura que deben tener) y me di un trancazo bastante fuerte. Pero bueno, todo el mundo se cae en un salto, uno está relativamente listo para ello y en general no te agarran tan desprevenido. Por supuesto que, después de ver el golpe, Paco decidió llevársela con calma y que mejor tratáramos molinetes, que son "más seguros". Como dirían en la película "Más extraño que la ficción": - Little did we know...- (Lo que no imaginábamos era que...) en un camello común y corriente, el hielo le hizo una trastada a mi cuchilla y yo caí de espaldas, dándome tremendo golpe en la cabeza que definitivamente nadie se esperaba. Luego de unos segundos de aturdimiento en el que escuchaba a lo lejos las voces de Paco y Fabiana preguntándome si estaba bien, mi cabeza y todo su contenido regresó a su lugar y empecé a pensar en todo el asunto. El orden fue básicamente: "¡que trancazo me acabo de dar!" (con palabras no tan amables); "¿me está saliéndo sangre de la cabeza?" (afortunadamente no); "ok, este no es mi ideal de hacer show en una pista de hielo, ¿qué tanta gente me está viendo?"; "Me voy a parar y salir por mi propio pie, no quiero hacer esto más grande de lo que es... sólo denme un momento para que todas las ideas vuelvan a su lugar"; "¡Carámba! ¿En serio? ¿haciendo un vil camello? No entiendo qué fue lo que pasó" (can palabras no tan amables); Entonces, con mi chichón en la cabeza y el ego totalmente herido, procedí a levantarme. Derramé 3 o 4 lágrimas por el asunto, Paco estuvo ahí para consolarme, y ahora lo único que resta es vencer a esos demonios: el camello, el hielo, las cuchillas afiladas. Pero todo esto es parte de este deporte: caer, levantarse, volverlo a intentar y, eventualmente, llegar a dominarlo.
A otra cosa, mariposa: El 2013 llega a su fin, y ahora hay que poner los ojos en el 2014. Primero tenia en mente comenzar el año compitiendo en la categoría Adulto Playa para el Interpistas en Marzo (porque, definitivamente no voy a ir a Puebla a una competencia), pero tal vez la opción es tomar la música perfecta recién encontrada en el iPod heavymetalero de mi maridito y cortarla a 1:50 y usarla para la rutina del próximo año. Hay que cambiar de rutina. hay que reinventarse, y hay que poner a Paquito a trabajar horas extras ;)
Muy feliz año 2014, que tengan la oportunidad de hacer sus sueño realidad, y que aprovechen esas oportunidades al máximo.
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