¡Bienvenido 2015!
Veremos qué nos trae este año. Por lo pronto, inicio con un pequeño de unos cuantos días de nacido, una fiesta de cumpleaños #3, y las indicaciones del doctor de no hacer ejercicio hasta nuevo aviso. Paco osó prguntarme si pensaba regresar a patinar algún día.... bueno, ¡hasta la pregunta ofende pues! Espero estar de vuelta en el hielo para mediados de este año, y entre la lista de propósitos para este 2015 están sacudirme la flojera y pararme de vez en cuando en el gimnasio (que sucede que está a la gran distancia de 12 pisos de casa, e implica sólo oprimir el botón del elevador), lograr hacer un axel decente y consistente, un sit spin que cuente como tal... en una de esas pasar el examen de Preliminar... y el más importante de todos: tener la fuerza de voluntad de ahorita durante todo el año.
... y no abandonar el blog, aunque haya veces que no escribo acerca del tema original.
Al grano: Verdaderas princesas.
En realidad me sería muy difícil ser objetiva, pero creo que cualquier persona que no practique este deporte, cuando ve a una patinadora, en realidad ve a una niña que le encanta vestirse de princesa. Nada como esos vestidos de colores pastel con muchos brillantes por todas partes, ese cabello estirado con toneladas de gel, maquillaje de ensueño y una linda sonrisa de dientes blancos perfectos... toda una princesa. Y no dudo que muchas niñas empiecen a patinar justamente por esa imagen tan encantadora de una princesa que cruza con toda la gracia del mundo el hielo blanco. Pues sí, creo que las patinadoras son lo que toda princesa debería ser, y tal vez alguna que otra feminista se moleste por esto, pero no tiene nada de malo verse bonita... y respeto a las mujeres que eso no les interesa, cada quien debe verse como se sienta bien consigo misma. Pero, el punto más importante aquí, es que no es la princesa desvalida de las películas de Disney. La próxima vez que veas a una patinadora, con todo y sonrisa, piensa por un momento que lo que la hace ver tan bien no es su vestido o su sonrisa, por supuesto que ayudan, pero imagina la cantidad de veces que se ha sobrepuesto a la adversidad, las millones de veces que se ha caído pero se ha vuelto a levantar, la cantidad de horas que ha dedicado a prepararse, en el hielo y fuera de él, todos los fracasos que han venido antes de los éxitos. Eso es lo que debe ser una princesa: alguien con una enorme fuerza interior, valiente, fuerte, y aún así con energías para sonreír a los demás.
Si quieres iniciarte en este deporte, piensa que lo de menos son los vestidos, el hielo encenderá una llama en tí que ni siquiera imaginabas que existía.
... Algunos comentarios: No todas las patinadoras se visten de princesas, no toda la música es clásica, no todas las faldas son de tul, pero esa fuerza interna aplica sin importar vestido, música, o habilidades sobre el hielo... eso es algo maravilloso de este deporte: se adapta a tus gustos y necesidades, y aún así siempre te hace más fuerte. Otro comentario: por supuesto que también aplica a los hombres... y muchos hombres fuera del deporte criticarán a los patinadores, y los tacharán de millones de cosas despectivas, pero sólo hace falta que esos hombres ignorantes se pongan unos patines para que se den cuenta de que no cualquiera hace un triple... y que realmente no importa el atuendo de cisne.
Noticias: me vengo enterando que finalmente cerrarán la pista de Cuautitlán. Es triste, pero el deporte está tomando fuerza, especialmente entre los adultos, y eso lo demostró la lista de 8 competidoras o algo así en la categoría Bronce en el último Nacional: ¡¡¡VENGA ADULTOS!!!
Johnny Weir y su programa corto en los Juegos Olímpicos de Invierno Turín 2006... un claro ejemplo de lo que hablo.
Muy atinado tocaya, esa imagen que vende cosas como Disney, no muestra todas las caídas, fracturas, constancia que deben enfrentar, y mas aun con el cierre de espacios.
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