03 agosto 2013

Ya era hora!

La realidad es que la maternidad es un trabajo de tiempo completo: 24 horas al día, 365 días al año. Es algo muy gratificante, imposible de describir con palabras, pero eventualmente uno debe buscarse el tiempo para uno mismo. Y por eso busqué el tiempo para volver a ponerme mis patines y pararme en el hielo.

Fueron casi 2 años en los que, a excepción de 2 veces que fui a patinar (una con mis sobrinos Lucía y Pablo, y otra que fui a patinar por mi lado, tan sólo para ver si no había olvidado como hacer un salto de tres), en que no saqué mis patines de su maleta. Por supuesto que se oxidaron un poco, al igual que mis habilidades, pero en febrero de este año volví al hielo, y recordé cúanto me hace feliz: uno no sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido, y no sabe lo que perdió hasta que lo recupera... (esta última frase tal vez tiene más sentido en mi cabeza que en la pantalla).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario