17 septiembre 2018

Patinar con miedo

Recientemente se llevó a cabo en Juriquilla, Querétaro, el 3er Abierto Internacional de Patinaje Artístico (más o menos así es el nombre, palabras más, palabras menos). Esta competencia es una de las 2 requeridas para asistir al campeonato nacional. La otra es Hielojuegos, que es una competencia que se lleva a cabo por ahí de mayo. Si mi memoria no falla, Hielojuegos fue en la ciudad de Puebla, en una pequeña pista donde no es la primera vez que se organiza esa competencia. Creo que buena parte de los patinadores prefirieron jugar a la segura y asistir a la competencia de mayo, en lugar de arriesgarse a que el Abierto Mexicano se llevara a cabo en un lugar más lejano, como Mérida (hace 2 años se llevó a cabo ahí). Debo decir que este año, la competencia estuvo bastante bien organizada, además de que la pista Ice Dome Juriquilla es, creo yo, de las mejores que hay. Afortunadamente, al no haber tantos competidores, los horarios fueron de lo más decentes, hubo una gran inauguración, con escolta militar, mariachi y hasta suertes charras. Me convencieron de ir, y definitivamente fue toda una aventura.

Mi competencia sería el jueves por la tarde. El miércoles, Angela y yo partiríamos hacia Juriquilla, para estar el jueves temprano listas para el Entrenamiento Oficial. El martes me torcí (tal vez esguincé) el tobillo derecho. Es malo que haya sido el derecho, porque es el pie en que se caen los saltos, y con el que se pica para saltos como el Flip y el Lutz. Estaba todo listo para irnos, no me decidía si ir o no: ¿valía la pena ir? ¿podría competir lastimada? José Antonio me animó a ir, aunque fuera a echar porras, por lo que agarré todas mis chivas, patines, mallas, vestidos, CDs y hoja de elementos, y me lancé a Juriquilla.

Llegó el jueves. Traté de no hacer mucho esfuerzo todo el miércoles, Kenna me vendó el tobillo, y sólo nos restó esperar lo mejor. Llegamos al entrenamiento oficial y me di cuenta que no podía hacer mi salto favorito: el Flip... tal vez suene un poco ridículo de mi parte, pero literalmente se me rompió el corazón. Lo más que podía hacer era Toe loop, que siempre me lo califican mal, y el Salchow... ni siquiera traté de hacer Loop, porque temía lastimarme aún más. En ese momento comenzó algo que, en ese momento, pareció una pesadilla: cambiar todo el programa. Tuvimos que quitar las 2 combinaciones de saltos, puesto que no podía hacerlos, y optamos por dejar únicamente dos Salchows y dos Toe loops, los 2 camellos del programa original, e inventar algo para ocupar todo el tiempo que me iba a sobrar de la música. Listos para la competencia.

Cuando llegamos, nos encontramos con la noticia de que había habido un cambio en el horario: la inauguración, que originalmente sería después de nuestro bloque, la habían recorrido antes, y nosotras íbamos justo después del zamboni, después de la inauguración. Comenzó a llegar gente. Comenzó a llegar mucha más gente... probablemente iban a ver a las chicas de Advance Novice, y seguramente había muchas del club de fans de Donovan Carrillo. Pero antes de que llegaran los programas espectaculares con dobles y triples, me tocaba a mi, con mis 2 Salchows y mis 2 Toe loops robados.Se empezó a volver demasiado estresante, entre la incertidumbre de a qué hora íbamos a entrar y los nervios de tener tanto público (los adultos estamos acostumbrados a gradas vacías), lo único que me restaba era reírme del giro bastante extraño que había dado todo. Pasaron el zamboni, entramos a calentar. Debo decir que el hielo era prácticamente perfecto, liso, casi como un espejo, bastante mejor que el de esa mañana, que estaba todo rayado. Yo era la primera en pasar, así que no hice gran cosa en el calentamiento y me preparé para empezar. Creo que en ese momento me comenzó a dar un ataque de pánico, quería salir corriendo de ahí, se me llenaron los ojos de lágrimas, probablemente más de miedo que de nervios como tal: ¿podría recordar todos los cambios? ¿me sobraría muchísima música? ¿me caería? ¿me lastimaría aún más? ¿lograría terminar el programa? Dijeron mi nombre. Recuerdo el momento y creo que aún siento como si me faltara el aire. Paco y yo nos abrazamos, me dijo que ya no había otra opción, me di media vuelta y comencé a patinar hacia la posición inicial, limpiándome las lágrimas y poniendo una sonrisa de lo más forzada.

La verdad, todo mi programa está algo borroso, sólo recuerdo que, como me sobraría mucha música, le puse especial empeño a mi camello, el cual recuerdo que hasta el público aplaudió, cosa que no había pasado nunca en mi vida. Terminó todo, sobreviví, y fui a la barda a llorar otro poco, para sacar todas esas emociones que a la fecha no entiendo, pero me recordaron aquella vez que salté a un río desde una piedra de 4 metros de altura: no estaba convencida de hacerlo, me daba muchísimo miedo siquiera pensar en hacerlo, pero sabía que probablemente sería la única oportunidad que tendría para hacerlo. Debo decir que no me fue mal, logré minimizar el efecto de la falta de saltos con los componentes, quedé contenta pero, sobre todo, muy sorprendida.

La enseñanza de esta competencia se podría resumir en que puedo mucho más de lo que siempre he creído. Hay una gran fuerza, dentro de mí y dentro de todos, que nos puede hacer llegar hasta donde ni siquiera lo hubiéramos imaginado, pero hace falta que aprendamos a sacar esa fuerza y canalizarla de la forma correcta. Hay que trabajar en componentes, pero sobre todo hay que aprender a dominar esa fuerza interna.

Siguiendo la tradición de compartir el video de un programa que me guste, aquí está el video de una pareja de danza que se nota que se la pasan muy bien...


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